¿Qué se puede esperar de algo protagonizado por Tom Cruise y Cameron Diaz, dirigido por el oficioso pero impersonal James Mangold, y que recibe el insulso título en nuestro idioma de Encuentro explosivo? Pues las apuestas no pagan mucho por adivinarlo ya que es bastante obvio: un aparatoso despliegue de acción que no cesa pero que tampoco nos involucra; disparates que en medio del lujo y las correrías nos quieren vender la película como una válida exploración paródica al thriller; y una necesaria jugada taquillera por parte de Cruise que se veía venir tras el paso sin pena ni gloria que tuvo su afán oscarístico de Valkyrie.
Estando así las cosas, el caballero en cuestión es un tal Roy Miller, un personaje sacado del molde del Ethan Hunt de las películas de Misión imposible, que entre aventura serias, se toma una especie de vacaciones entre más balas y chicas hermosas, en la que se permite...
sonreír un poco más y estar dotado con más invulnerabilidad que Steven Seagal en las peleas de Under Siege. Pero en toda su chacota Knight and Day podría ser realmente el relato juguetón e irresistible que pretende si no fuera porque el narcicismo de Cruise deja reducidas las posibilidades de lucimiento de cualquier otro alrededor, incluyendo a la buen Cameron sin posibilidades de equipararlo en este ensayo de buddy movie.
Los diálogos y las situaciones tienen que ser cortos y amenos, pero sin al héroe a prueba de todo se le descomponga el gesto o la suficiencia de su galanura o gracia, aún en todos los momentos en los que las coreografías imposibles vuelven a imponerse, tanto como la autoconciencia absoluta sobre los relatos sofisticados y deliciosamente frívolos sobre agentes secretos. Ya sea en un avión parrandero, en las autopistas de cualquier gran ciudad (como en las cintas de Jason Bourne), en trenes que mal remedan los que contextualizaban la guerra fría (esta vez es uno que pasa por Austria), o en las calles de una Sevilla que milagrosamente importa los toros sueltos de Pamplona.
Obviamente que a esas alturas los conjurados de esta película ya han puesto el parche, pero no con todo el verdadero dinamismo y desfachatez que hubieran querido emular de, para no irnos más lejos, Steven Soderbergh. A mí solo me queda la impresión de haber visto una réplica sin ton ni son de la, también anodina, Sr y Sra. Smith Solo que acá la vanidad de Cruise lo termina llevando por una versión más machista en la que es él quien enseña a su compañera recién reclutada todas las mañas del oficio, montándola en una moto y haciéndola protagonista de momentos que parecen salidos de algún spot millonario, cosa que al final termina siendo toda esta película. La diferencia no se nota casi al salir del cine.
Knight and Day
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